BENDITO MAR
El mar embravecido
ruge ansioso, encrespándose entre las olas acariciadoras que en sus blancos
encajes, elevan un himno a la natura.
A lo lejos, el sol se
mece observadoramente, retratándose en el espejo de sus aguas saladas,
brindando esplendorosa belleza mientras yo me quedo enmudecida, para no
romper la magia del momento.
Diviso embarcaciones
con pescadores meciendo sus atarrayas para sacar los peces que alimentan.
En sus bríos y
fuerzas, se destaca la piel bronceada por la vida marina.
La fresca brisa
transporta los olores característicos filtrados en la respiración.
Las gaviotas vuelan en
derredor, despidiéndose por su pronta emigración.
Oh mar querido,
remanso dulce, constante inspiración, recuerdos para el ornato: caracoles, conchas,
palitos secos, piedras brillantes y encendida arena.
Mar lastimado por la
daga cruel de la inconsciencia, la desconsideración que arrastra hacia la
orilla el producto constante de la contaminación.
Mis ojos se humedecen
por la industrialización en pos del progreso; y en contraste, para las especies
animales la causal de extinción.
Tantas maravillas,
misterios, bellezas, igual que del hombre, inclemente, abuso, males que divisan en
la realidad, expertos nadadores y estudiosos buzos.
¿Cuándo aprenderemos a
respetar tus espacios? a entender la magia de tu gran poder?, a verte abrazado por
el mismo cielo, a ser del amor, el testigo fiel y del hombre triste, el fugaz
consuelo?.
¿Cuándo aprenderemos
que sin ti, no hay vida, que en tu superficie también hay maldad, porque el ser impío
con sus ambiciones, ve en el contrabando, su seguridad, o cuando los
buques sobre ti estallan sus armas de fuego, cargadas de angustia, del susto
que aterra, por fines y objetivos que algunos se trazan entre las
constantes y funestas guerras.
Oh mares queridos por
su inmensidad, muestra fidedigna de la creación, te brindo el sentir de
mi poesía y con ella el sello de la admiración!.
Trina Leé de Hidalgo
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