sábado, 23 de julio de 2016





ARPEGIOS


El hombre es un eterno caminante, en una constante búsqueda,  integrado igual que la música, a sus maravillosos arpegios, tan íntimos como sus propios sueños.
E igual que ella, vibra perdiéndose su sonido en el eco y el espacio.
El en esa afanosa voluntad, lucha, persiste,  y deja escurrir entre sus dedos los anhelos que su mente amarra para apreciarlos como la sonoridad  de instrumentos musicales.
 Hombre y melodía conforman una comunión espiritual y ambos crecen cuando el arte es dominio y una sensible forma de expresar lo que el  alma acuna.
Y en las tardes serenas, bajo el límpido cielo, hombre, músico, artista, persiguen horizontes, alcanzan derroteros, se plenan de emoción y cumplen ilusiones, en acentuado vuelo.


Trina

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