A GABRIEL
GARCÌA MÀRQUEZ
Nostalgia pende en el aire. Existe
un silencio augusto. Las tórtolas agitan sus alas, suavemente, mientras tus
versos se van difundiendo en el espacio infinito, convertidos en ecos, en
luciérnagas, en ágiles mariposas, hasta reposar en el concierto de los grillos.
El poeta nunca muere porque queda
estampado entre las rimas, en sus ideas volcánicas, en sus latires profundos,
sus meditaciones permanentes, en la sonrisa que despiertan sus ideas o en el
llanto desgarrado que le roba la sublime inspiración. En ese laberinto de sentimientos que conducen a la compenetración
espiritual, a la comuniòn con Dios por ser el que nos otorga el privilegio de
ser amantes cultivadores de la poesía.
GABO, no es el final de una época,
es solo el principio de tu gloria, de la majestuosidad de tus impresionantes
letras que recorrieron el mundo e incitaron a la lectura, al conocimiento de
raíces, tradiciones, aconteceres y hechos de personajes simbólicos.
Hoy tu lira
descansa, mas no las huellas de tus manos
en tu extensa producción literaria. Fusionaste de la fe,
los milagros, de la creación, los hechos sobrenaturales, de la existencia: la
cotidianidad, de los países, su realidad política.
Ahora vuela GABO, vuela, hacia la inmensidad de lo que es misterio, hacia
las dimensiones inexploradas por los que estamos vivos, escóndete entre las
nubes, acaricia los rayos del sol, retrátate
en el espejo escarchado de las estrellas y desde allá, deja que nosotr@s
sigamos difundiendo tu obra colosal.
Trina Leè de Hidalgo
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