POEMAS
Me hierve la sangre, palpita en las
venas,
la sangre mestiza con raíz de indio.
Y en vuelo al pasado, me enclaustro
en los hechos
que lo convirtieron en un fugitivo
desandando rumbos de su mismo lecho.
El suelo materno que vio invadido
cuando se asomaron los hombres de hierro
con su poderío a tomar lo nuestro,
despreciando al hombre que vivía tranquilo en
su sano ambiente,
rumiando sus sueños.
Y los prepotentes le dieron epítetos:
pobres ignorantes, bestias, despojos
humanos!.
Y el indio en las noches contemplaba
el cielo,
rodaban las lágrimas por la incomprensión
de esas actitudes de los
invasores
que trajo en sus barcas Cristóbal
Colón.
Pasaron los años, creció la
injusticia y la explotación,
por puro capricho, instintos bestiales,
codicia suprema, sueño del Dorado,
decreció veloz nuestra población.
Se imponían las fuerzas, las ansias,
poder,
contra los Caciques que valientemente,
defendían con furia, hasta estremecer!.
El grito de guerra se rompía en el
eco.
En la tierra áspera, pasos sigilosos.
Los
fuertes ardiendo, silbatos de flechas.
Venganzas horribles, afán tormentoso.
Es lucha constante sin respuesta
alguna:
olvido, miseria, cruel indiferencia,
Pasó en la Conquista, Colonización,
en las Encomiendas y en la
Independencia.
Los grandes cacaos se dieron la lija
de vivir a costa de la humillación.
Y el siglo XXI en mi Venezuela, ahora
le brinda consideración.
Mucha importancia se le da al orgullo
de tener las venas con la sangre india:
Ya no hay abandono, si misma condición.
Aunque vuelva el Dorado, despertando
ansias a colmar fronteras con nueva invasión
Ya en los YANOMAMIS no se repite el
cuento
que trajo a la historia Cristóbal
Colón.
Trina Lee de Hidalgo
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